miércoles, 26 de noviembre de 2014
viernes, 12 de septiembre de 2014
sábado, 2 de agosto de 2014
Momentos perfectos (VI)
Como en hora punta, la vía colapsó rápidamente.
Como al atardecer, el rojo bañó aquellos túneles.
Como en la madrugada, nadie en movimiento.
Como al amanecer, sólo el aire recorrió las calles.
Como al atardecer, el rojo bañó aquellos túneles.
Como en la madrugada, nadie en movimiento.
Como al amanecer, sólo el aire recorrió las calles.
Un infarto.
jueves, 31 de julio de 2014
¿La quisiste?
— ¿La quisiste?
— Estuve con ella ¡Claro que la quise!
— ¿Y después de que todo acabo, la seguiste queriendo?
— Aunque a veces me cueste aceptarlo, sí, la seguí queriendo…
— ¿Y porque no luchaste, porque no hiciste algo para volver con ella?
— ¿De qué me hubiera servido? Si yo sabía que a pesar de quererla lo nuestro ya no podía ser; si a veces intentamos e intentamos aun sabiendo que es inútil y llegamos a ese punto en el que nos damos cuenta de que ya fue suficiente.
Está de más decir que la amé, que lo que viví con ella fue hermoso, y que como se lo prometí más de una vez no la voy a olvidar nunca, y quizás ella hoy me odie, quizás todas sus amigas me odien porque piensan que fui un tonto, que al poco tiempo de dejarlo con ella andaba con otras chicas, que nunca la quise, y todas esas estupideces que dicen las personas, pero nadie sabe lo mal que yo lo pasé por ella.
Nadie tiene una idea de las sonrisas que me sacaba con el simple hecho de mandarme un mensaje, y puede ser que sí me haya equivocado, que algunas cosas las haya hecho mal, pero la quería, de verdad la quería. Y eso se lo puedo discutir al que sea, por un tiempo intenté fingir que no me importaba, que ella era libre de hacer su vida y yo la mía, por un tiempo creí haber superado todo lo vivido, hasta que la vi. La vi riendo con sus amigas, la vi feliz, y entendí que por más de que pase el tiempo nunca dejaré de quererla, nunca podré olvidarla completamente y hoy, que ya pasó un tiempo, que ya crecí bastante puedo decirte que la amé, que fui el hombre más estúpido del mundo por haberla perdido, que quizás tenía que haber luchado un poco más, pero las cosas fueron así, hay relaciones que no tienen salvación...
— ¿Crees que ella ahora este con alguien que realmente la merezca?
— No sé si la persona con la cual está la merece, ¿quién soy yo para decirte eso? La hice sufrir tantas veces que sería un idiota si opinara con respecto a su relación, pero a la persona con la cual hoy está, solo le pido que la cuide, que la ame, que la respete, que no la haga sufrir, que le saque tres sonrisas por cada lagrima que yo le saqué, y si ese hombre es capaz de hacer eso, si esa persona puede hacerla feliz y amarla la mitad de lo que la ame yo... Tiene todo mi respeto y de corazón y con lágrimas en los ojos puedo desearles lo mejor.
— Estuve con ella ¡Claro que la quise!
— ¿Y después de que todo acabo, la seguiste queriendo?
— Aunque a veces me cueste aceptarlo, sí, la seguí queriendo…
— ¿Y porque no luchaste, porque no hiciste algo para volver con ella?
— ¿De qué me hubiera servido? Si yo sabía que a pesar de quererla lo nuestro ya no podía ser; si a veces intentamos e intentamos aun sabiendo que es inútil y llegamos a ese punto en el que nos damos cuenta de que ya fue suficiente.
Está de más decir que la amé, que lo que viví con ella fue hermoso, y que como se lo prometí más de una vez no la voy a olvidar nunca, y quizás ella hoy me odie, quizás todas sus amigas me odien porque piensan que fui un tonto, que al poco tiempo de dejarlo con ella andaba con otras chicas, que nunca la quise, y todas esas estupideces que dicen las personas, pero nadie sabe lo mal que yo lo pasé por ella.
Nadie tiene una idea de las sonrisas que me sacaba con el simple hecho de mandarme un mensaje, y puede ser que sí me haya equivocado, que algunas cosas las haya hecho mal, pero la quería, de verdad la quería. Y eso se lo puedo discutir al que sea, por un tiempo intenté fingir que no me importaba, que ella era libre de hacer su vida y yo la mía, por un tiempo creí haber superado todo lo vivido, hasta que la vi. La vi riendo con sus amigas, la vi feliz, y entendí que por más de que pase el tiempo nunca dejaré de quererla, nunca podré olvidarla completamente y hoy, que ya pasó un tiempo, que ya crecí bastante puedo decirte que la amé, que fui el hombre más estúpido del mundo por haberla perdido, que quizás tenía que haber luchado un poco más, pero las cosas fueron así, hay relaciones que no tienen salvación...
— ¿Crees que ella ahora este con alguien que realmente la merezca?
— No sé si la persona con la cual está la merece, ¿quién soy yo para decirte eso? La hice sufrir tantas veces que sería un idiota si opinara con respecto a su relación, pero a la persona con la cual hoy está, solo le pido que la cuide, que la ame, que la respete, que no la haga sufrir, que le saque tres sonrisas por cada lagrima que yo le saqué, y si ese hombre es capaz de hacer eso, si esa persona puede hacerla feliz y amarla la mitad de lo que la ame yo... Tiene todo mi respeto y de corazón y con lágrimas en los ojos puedo desearles lo mejor.
domingo, 29 de junio de 2014
jueves, 26 de junio de 2014
Aquellos héroes
Incesantes silbidos se metían en lo más profundo de su oído alcanzando los miedos más oscuros de su mente mientras cerraba los ojos con fuerza e intentaba salir de aquel infierno pensando en su esposa y sus hijos, imaginando abrazarlos cuando llegase a casa de nuevo.
Se escurría en aquella esquelética barca metálica, apretando, casi estrangulando a su inseparable amigo, el único que podría abrirle paso si lo usaba de la forma correcta, su rifle. Compañeros gritaban a su alrededor en el caos más absoluto, vomitaban en las lanchas por el mareo que les provocaban las olas que mecían su transporte, lloraban como niños arrinconados como ratas sin escapatoria, maldecían a los cuatro vientos mientras otros rezaban…
Aquellos valientes hombres sometidos a la presión de la muerte por un paso en falso exponían la más triste cara de un ser humano, el miedo en su máxima expresión. Esos silbidos de las balas pasando a escasos centímetros de sus cabezas eran lo más parecido al sonido de la guadaña de aquella que viste de negro. En aquella playa paseaba su ensangrentada hoz clavándola en la arena con la misma facilidad que se había cobrado aquellos cuerpos inertes que allí yacían. La única duda que les asaltaba a cada uno de aquellos muchachos era si aquel día mirarían al ángel de la muerte a la cara o si podrían pasar inadvertidos a aquella caza que se cernía en aquel rojo amanecer.
Se escurría en aquella esquelética barca metálica, apretando, casi estrangulando a su inseparable amigo, el único que podría abrirle paso si lo usaba de la forma correcta, su rifle. Compañeros gritaban a su alrededor en el caos más absoluto, vomitaban en las lanchas por el mareo que les provocaban las olas que mecían su transporte, lloraban como niños arrinconados como ratas sin escapatoria, maldecían a los cuatro vientos mientras otros rezaban…
Aquellos valientes hombres sometidos a la presión de la muerte por un paso en falso exponían la más triste cara de un ser humano, el miedo en su máxima expresión. Esos silbidos de las balas pasando a escasos centímetros de sus cabezas eran lo más parecido al sonido de la guadaña de aquella que viste de negro. En aquella playa paseaba su ensangrentada hoz clavándola en la arena con la misma facilidad que se había cobrado aquellos cuerpos inertes que allí yacían. La única duda que les asaltaba a cada uno de aquellos muchachos era si aquel día mirarían al ángel de la muerte a la cara o si podrían pasar inadvertidos a aquella caza que se cernía en aquel rojo amanecer.
viernes, 20 de junio de 2014
Placeres de la vida (VI)
- Enamorarme de ti
- Partir el caramelo de la crema catalana con la cucharilla
- Escuchar un vinilo sobre un gramófono
- Desnudarte lentamente
- La arena de playa entre los dedos
miércoles, 18 de junio de 2014
¿Qué eres?
No eres la talla de tu sostén, ni eres la anchura de tu cintura.
No eres el color de tu cabello, el color de tu piel o el color de tu lápiz labial.
No te defines por la cantidad de atención que obtienes de los hombres o de las mujeres.
No eres la foto de perfil que tienes, ni los "me gusta" que puedes obtener.
No eres ese diminuto vestido rojo, ni la blusa que muestra tu ombligo.
No eres ese piercing, ni los tatuajes que puedas tener.
Eres las cosas con las que sonríes y las palabras que dices.
Eres los sentimientos y los pensamientos que tienes.
Eres hermosa no por la forma de tu cuerpo, sino por la calidad de persona que eres.
No eres el color de tu cabello, el color de tu piel o el color de tu lápiz labial.
No te defines por la cantidad de atención que obtienes de los hombres o de las mujeres.
No eres la foto de perfil que tienes, ni los "me gusta" que puedes obtener.
No eres ese diminuto vestido rojo, ni la blusa que muestra tu ombligo.
No eres ese piercing, ni los tatuajes que puedas tener.
Eres las cosas con las que sonríes y las palabras que dices.
Eres los sentimientos y los pensamientos que tienes.
Eres hermosa no por la forma de tu cuerpo, sino por la calidad de persona que eres.
domingo, 15 de junio de 2014
viernes, 30 de mayo de 2014
Cupidity - Kismet Diner
A veces tienes que escuchar con tu corazón.
Zoe trabaja en Kismet Diner y sueña con convertirse en cantante, pero por el momento no le molesta servir las mesas. Por supuesto que ayuda que todos en el restaurante la quieran; su jefe hasta compró un karaoke para que Zoe pudiera cantar a sus clientes.
Una noche de sábado, en medio de un improvisado concierto, Zoe descubre un cliente que nunca antes había visto y que luce totalmente desinteresado. Normalmente, esto no le importaría... pero él actúa como si ella no estuviera ahí. ¿Quién es él? ¿Por qué Zoe no puede dejar de mirarlo?
Cupidity. Disfruta el viaje... Amarás el final.
Zoe trabaja en Kismet Diner y sueña con convertirse en cantante, pero por el momento no le molesta servir las mesas. Por supuesto que ayuda que todos en el restaurante la quieran; su jefe hasta compró un karaoke para que Zoe pudiera cantar a sus clientes.
Una noche de sábado, en medio de un improvisado concierto, Zoe descubre un cliente que nunca antes había visto y que luce totalmente desinteresado. Normalmente, esto no le importaría... pero él actúa como si ella no estuviera ahí. ¿Quién es él? ¿Por qué Zoe no puede dejar de mirarlo?
Cupidity. Disfruta el viaje... Amarás el final.
martes, 20 de mayo de 2014
domingo, 18 de mayo de 2014
Momentos perfectos (V)
El pánico se apoderó de ella en aquellos últimos segundos. Inmóvil, presa de la situación y sin saber bien qué hacer en aquella pálida habitación donde se sentía tan observada. De repente notó como le atravesaban su cuerpo. Aulló de dolor hasta que sus fuerzas la abandonaban. Desapareció el dolor y dio paso al placentero silencio…todo ha terminado.
Dando a luz.
sábado, 17 de mayo de 2014
Te juzgo, sí, ¿Qué pasa?
Qué feo… ¿verdad?
Ir diciendo por ahí, que si este no es bueno, que el otro es más bien poco listo, que aquel es incómodo de ver… Está muy feo juzgar, eso nos lo dicen y nos lo han dicho de todas partes… incluso tenemos mandato bíblico.
Ahora, eso sí, no hay ningún problema es decir: ¡Qué buena persona es Fulanito! ¡Qué inteligente es Zutanita! o ¡Qué guapo es Menganito!
Bueno pues nada… Digo, sí, espera, voy a molestar un poquito.
¿Sabéis lo que es el agravio comparativo? Llego a mi clase y reparto caramelos a todos, menos a Fermín. No es mi obligación repartirlos, no le he hecho nada malo, pero le he “adjetivado por omisión”. Le he etiquetado como inferior o diferente.
Volvamos a lo nuestro.
¿Así que Fulanito es buena persona? ¿Por qué lo dices? ¿Es tan buena persona como cualquiera? ¿No es, por lo tanto, un rasgo distintivo? ¿Es como decir que Fulanito tiene un hígado?
O, por otra parte, ¿no será que dices que es buena persona porque eso lo distingue? ¿De quién o qué lo distingue? ¿De otras personas que juzgas menos buenas? ¿De la media? ¿Cómo has hecho esa media? ¿Con personas que son menos buenas personas que Fulanito?
Ponte como quieras… estás juzgando. Estás juzgando a Fulanito, y, NECESARIAMENTE, estás juzgando comparativamente al resto [...].
Fuente: Naukas
Ir diciendo por ahí, que si este no es bueno, que el otro es más bien poco listo, que aquel es incómodo de ver… Está muy feo juzgar, eso nos lo dicen y nos lo han dicho de todas partes… incluso tenemos mandato bíblico.
Ahora, eso sí, no hay ningún problema es decir: ¡Qué buena persona es Fulanito! ¡Qué inteligente es Zutanita! o ¡Qué guapo es Menganito!
Bueno pues nada… Digo, sí, espera, voy a molestar un poquito.
¿Sabéis lo que es el agravio comparativo? Llego a mi clase y reparto caramelos a todos, menos a Fermín. No es mi obligación repartirlos, no le he hecho nada malo, pero le he “adjetivado por omisión”. Le he etiquetado como inferior o diferente.
Volvamos a lo nuestro.
¿Así que Fulanito es buena persona? ¿Por qué lo dices? ¿Es tan buena persona como cualquiera? ¿No es, por lo tanto, un rasgo distintivo? ¿Es como decir que Fulanito tiene un hígado?
O, por otra parte, ¿no será que dices que es buena persona porque eso lo distingue? ¿De quién o qué lo distingue? ¿De otras personas que juzgas menos buenas? ¿De la media? ¿Cómo has hecho esa media? ¿Con personas que son menos buenas personas que Fulanito?
Ponte como quieras… estás juzgando. Estás juzgando a Fulanito, y, NECESARIAMENTE, estás juzgando comparativamente al resto [...].
Fuente: Naukas
miércoles, 14 de mayo de 2014
sábado, 10 de mayo de 2014
viernes, 9 de mayo de 2014
Si yo tuviera una empresa
“Lo sentimos mucho, esta empresa trabaja por
objetivos”, es lo que te dicen cuando tus horas extras no son más que algo
implícito en tu trabajo, como una tarea más, tu deber. Leyes escritas a fuego
en antiguas piedras que nunca han visto la luz. Nadie te va a dar las gracias por ese
esfuerzo ¡porque es tu trabajo! Una bonita forma de camuflaje para decirte que
reventarás trabajando más de 10 y 12 horas diarias, trabajarás los fines de
semana, harás más tareas de las que pone en tu contrato, te estresarás y tu
cuerpo lo sufrirá… harás tu trabajo y de ninguna boca saldrá un “gracias por el
esfuerzo” o semejantes barbaries.
Firmaste aquel papel escrito con
una letra no apta para miopes narrado en élfico, que seguramente ahora mismo
romperías en mil pedazos y se lo estamparías en la cara a aquel personaje
trajeado que al otro lado de la mesa te sonreía mientras otros están planeando
cómo mover los hilos de la nueva marioneta que habían adquirido a un ridículo
precio de oferta.
Firmaste aquel maldito papel que
te condena a pasar más de un tercio del día encerrado en una oficina rodeado de
imbéciles, a seguir órdenes con las que no estás de acuerdo, a cargarte de responsabilidades y soportar a esos
jefes voceadores que no te piden que hagas tu trabajo sino que lo exigen con un
puñetazo sobre la mesa, a terminar las tareas que tienen que estar para hoy, el
Viernes de tu cumpleaños, porque ese personaje que precisamente hoy se va a su
hora, no lo planificó con suficiente antelación… y todo eso a cambio de un puñado de papelitos
de colores y tamaños variados -y no me refiero al confeti- que han sabido
convertir en necesarios para vivir encarcelado en esta tela de araña que llaman
sociedad.
No te atrevas a rogar por un
puñado más de esos místicos y poderosos papeles con inmenso parecido a los del
Monopoly -que tienen tanto sentido como los de este- para poder pagar el gasto
extra de una cada vez más asfixiante hipoteca o darte el lujo de poder alimentar
a tu familia, porque afortunadamente estás trabajando, y hay millones de recursos
–porque así se llaman en el Mundo Real™- que mañana podrían ocupar tu
escritorio por menos de esa cantidad. Eso es lo que escupen en lenguas muertas con voz de
ultratumba a la vez que un aura negra llena la sala y su figura se enaltece
ante los incrédulos ojos de aquellos desafortunados que han osado enfrentarse a
semejante espectáculo.
jueves, 8 de mayo de 2014
viernes, 25 de abril de 2014
jueves, 24 de abril de 2014
Al llegar del trabajo
En un día cualquiera de un verano
cualquiera, yo te esperaba en casa a que llegases de trabajar. Al oír la llave
introduciéndose en la cerradura, me acerqué a la puerta y allí apareciste, con
una camiseta de esas que a ti te gustan, de las de cuello tan ancho que resbalan
sobre un hombro al descubierto, mostrando de forma sensual tu sostén, y dejando
a la imaginación lo que no se ve. Una negra falda larga, que se insinúa
transparente, ondea a tu alrededor por la corriente de aire que atraviesa la
puerta, y a la vez traslada tu fresco y dulce perfume hasta mí. Te completa tu
bolso, tu compañero inseparable fuera de casa y un pañuelo adornando tu
perfecto cuello, que llama incesantemente a mi boca casi a gritos para que se
acerque, como siempre… hay cosas que no se pueden cambiar.
En lo que parecieron unas décimas
de segundo te cogí del brazo, cerré la puerta y te arrojé contra la pared
dejando que tu bolso se perdiera por el camino. Te agarré con fuerza ambas
manos, inmovilizándote con una, y con la otra te sujetaba del pelo con firmeza
hasta estar detrás de ti, mientras apoyaba tu nuca sobre mi hombro sin soltarte.
Noté que estabas asustada, mirándome de reojo con respiración temblorosa y casi
tiritando, pidiéndome explicaciones sin si quiera poder articular palabra.
Antes de que pudieras reaccionar,
apoyé ligeramente mi nariz contra tu oído y con susurros insinué lo que iba a
pasar a continuación. Tu mirada y tu sonrisa picaresca acompañadas de algo que
no se si fue un suspiro o un leve gemido me lo dijeron todo. Solté tu pelo y me
llevé la mano a mi cinturón, a la vez que tus manos trataban de encontrar aquello
que querías, pero aún no había acabado contigo. Tú ibas a ser mi juguete esa
tarde.
miércoles, 16 de abril de 2014
sábado, 12 de abril de 2014
viernes, 11 de abril de 2014
Placeres de la vida (IV)
- Colapsarte con la mirada
- El sexo de madrugada
- Llorar de la risa
- Conducir con el cristal bajado en una mañana de verano
- Abrazarte
jueves, 10 de abril de 2014
Aquel gran novato
En aquel momento no tenía ni idea de quién era. Solo era trabajo. Nada importante, nada transcendente. Tan solo un hombre callado y reservado, uno más en la oficina. Alguien en quien no te fijarías si no fuese porque te toca trabajar codo con codo día tras día.
Fueron pasando los días y cruzándose las primeras palabras. Los monosílabos dieron paso a las típicas conversaciones de alguien al que acabas de conocer, como si nos interesase la vida anterior de esa persona con la que tenemos que tratar más de un tercio del día.
El grupo creció, y las competiciones entre nosotros, si es que alguna vez las hubo, pasaron a ser ayudas mutuas, traspaso de conocimientos, charlas divertidas en los desayunos, cortos descansos en el sitio de unos y de otros, a la vez que nos íbamos conociendo más.
miércoles, 9 de abril de 2014
Shotta - Felicidad (con Morodo)
La felicidad, toda la vida buscándola
y si quieres saber donde está...
observa tu recorrido, mi hermano,
ella siempre ha estado a tu lado contigo.
Y la felicidad, si ya la tienes compártela
y si no, no vale ná...
lunes, 20 de enero de 2014
Momentos perfectos (IV)
Con sus ásperas manos recorría sus curvas, tocándola como si fuese la única. Posada en sus piernas, dejaba que sus dedos jugaran y la recorriesen hasta hacerla vibrar. Susurros en el aire de aquel ambiente cargado de pasión en el que las sombras dibujaban caprichosas formas con el vaivén de las llamas de un par de velas.
Tocando la guitarra.
viernes, 10 de enero de 2014
Me dijeron que para enamorarla tenía que hacerla sonreír...
Me dijeron que para enamorarla tenía que hacerla sonreír, pero cada vez que ella sonríe, me enamoro yo.
jueves, 9 de enero de 2014
miércoles, 8 de enero de 2014
Aquellas noches de verano
Recuerdo como si fuera ayer mismo aquellas noches de verano en las que tumbados mirábamos fijamente las estrellas cogidos de la mano. Con la sensación de que el tiempo se había parado para nosotros, como pasa en los momentos inolvidables, que en el instante en el que suceden no son transcendentes, pero que a medida que los años pasan, nos damos cuenta de cuán especial fueron.
Era el suave tacto de tu mano acariciando la mía, el olor de tu pelo que jugueteaba sobre mi hombro, la maravillosa visión del cielo nocturno plasmado sobre tus ojos, el sabor de tus húmedos labios sobre los míos y el sonido de tus “te quiero” al oído en medio de la noche profunda lo que hace que aún hoy se desborden mis cinco sentidos con lo que vivimos en ese instante que se hace eterno.
Todas esas sensaciones recorren mi interior mientras en este instante en el que mi mano juega con la tuya, que ya sin fuerzas que la acompañen hace notable que el calor de tu cuerpo se va evaporando, al mismo tiempo que lanzas ese último suspiro.
Tus dedos ya no se entrelazarán con los míos, ni tu olor no se quedará impregnado entre mis ropas. Tus ojos no reflejarán más que el triste vacío, ni tus labios bañarán los míos de nuevo. De tu boca jamás saldrá un último “te quiero”.
Sin embargo, puedo asegurarte que esta sensación que hoy llena y colapsa mis sentidos me seguirá acompañando el resto de mis días hasta que volvamos a estar juntos, tumbados, como hacíamos en aquellas noches de verano… pero esta vez no volverás a escapar de mi lado.
Era el suave tacto de tu mano acariciando la mía, el olor de tu pelo que jugueteaba sobre mi hombro, la maravillosa visión del cielo nocturno plasmado sobre tus ojos, el sabor de tus húmedos labios sobre los míos y el sonido de tus “te quiero” al oído en medio de la noche profunda lo que hace que aún hoy se desborden mis cinco sentidos con lo que vivimos en ese instante que se hace eterno.
Todas esas sensaciones recorren mi interior mientras en este instante en el que mi mano juega con la tuya, que ya sin fuerzas que la acompañen hace notable que el calor de tu cuerpo se va evaporando, al mismo tiempo que lanzas ese último suspiro.
Tus dedos ya no se entrelazarán con los míos, ni tu olor no se quedará impregnado entre mis ropas. Tus ojos no reflejarán más que el triste vacío, ni tus labios bañarán los míos de nuevo. De tu boca jamás saldrá un último “te quiero”.
Sin embargo, puedo asegurarte que esta sensación que hoy llena y colapsa mis sentidos me seguirá acompañando el resto de mis días hasta que volvamos a estar juntos, tumbados, como hacíamos en aquellas noches de verano… pero esta vez no volverás a escapar de mi lado.
martes, 7 de enero de 2014
Placeres de la vida (III)
- Besarte por primera vez
- Meterse en la cama con las sábanas recién lavadas
- Reventar las burbujas del plástico de embalaje
- Que andemos desnudos en casa
- Un baño caliente entre burbujas
lunes, 6 de enero de 2014
Sólo el tiempo lo dirá...
Personas… ¿cuántas pasan por nuestras vidas a lo largo del tiempo? Algunas nos acompañan en nuestro viaje durante años, como las estrellas que noche tras noche vemos inalterables allá arriba; otras pasan desapercibidas, como estrellas fugaces que se desintegran antes de que incluso puedas pedir un deseo.
Personas que llegas a conocer casi como uno se conoce a sí mismo, como los nombres de las grandes constelaciones; o que apenas recordarás su nombre o su cara con el tiempo, como polvo de estrellas que se desvanece en el vacío.
Tú… Tú eres esa nueva estrella recién llegada a mi vida, apenas descubierta. Una a quien casi no conozco, pero que desde que la observas por primera vez, quedas tan fascinado que lo único que es seguro es que quieres saber de ella un poco más. Que quieres seguir mirándola y conocerla más y más. Eso es lo que se de ti.
A veces me pregunto… ¿Serás una más o serás la estrella polar que guíe mis pasos?
Llegaste tan rápida e inesperadamente como podrías desaparecer, pero tengo claro que mi cielo es más bonito ahora. Disfruto del paisaje en estas frías noches de invierno, tumbado, mirando hacia arriba, enredado entre las calientes sábanas de mi mundo, imaginando.
Es esa sensación de querer que dure para siempre, pero sin saber cómo. Esa sensación de estar viviendo algo que no durará, o de que si lo hará. De tener mil teorías, pero ninguna solución. De no saber si es algo mutuo. De si esa estrella se dirige hacia mí, o su camino va en la dirección opuesta.
A veces me pregunto… ¿Cuánto tiempo te quedarás? ¿Preparo un café o preparo mi vida?
Personas que llegas a conocer casi como uno se conoce a sí mismo, como los nombres de las grandes constelaciones; o que apenas recordarás su nombre o su cara con el tiempo, como polvo de estrellas que se desvanece en el vacío.
Tú… Tú eres esa nueva estrella recién llegada a mi vida, apenas descubierta. Una a quien casi no conozco, pero que desde que la observas por primera vez, quedas tan fascinado que lo único que es seguro es que quieres saber de ella un poco más. Que quieres seguir mirándola y conocerla más y más. Eso es lo que se de ti.
A veces me pregunto… ¿Serás una más o serás la estrella polar que guíe mis pasos?
Llegaste tan rápida e inesperadamente como podrías desaparecer, pero tengo claro que mi cielo es más bonito ahora. Disfruto del paisaje en estas frías noches de invierno, tumbado, mirando hacia arriba, enredado entre las calientes sábanas de mi mundo, imaginando.
Es esa sensación de querer que dure para siempre, pero sin saber cómo. Esa sensación de estar viviendo algo que no durará, o de que si lo hará. De tener mil teorías, pero ninguna solución. De no saber si es algo mutuo. De si esa estrella se dirige hacia mí, o su camino va en la dirección opuesta.
A veces me pregunto… ¿Cuánto tiempo te quedarás? ¿Preparo un café o preparo mi vida?
domingo, 5 de enero de 2014
¿Te cuento una historia?
- ¿Te cuento una historia?
- Vale.
- Erase una vez tú y yo.
- ¿Eso es todo?
- Sí.
- ¿Y no hay final?
- No, y esa es mi parte favorita.
- Vale.
- Erase una vez tú y yo.
- ¿Eso es todo?
- Sí.
- ¿Y no hay final?
- No, y esa es mi parte favorita.
sábado, 4 de enero de 2014
Sientelo
Mi cuerpo junto al tuyo, eso siéntelo
No me hables, no me digas nada, siéntelo
Mi cuerpo junto al tuyo, eso siéntelo
No hablo y no digo nada, siéntelo
Un beso de boca a boca percibe mi aroma
Es algo que provoca que te vuelva ya loca
Cuando estamos a solas los dos en la cama
Y me cuentas tu mañana que eres la que me ama
No me hables, no me digas nada, siéntelo
Mi cuerpo junto al tuyo, eso siéntelo
No hablo y no digo nada, siéntelo
Un beso de boca a boca percibe mi aroma
Es algo que provoca que te vuelva ya loca
Cuando estamos a solas los dos en la cama
Y me cuentas tu mañana que eres la que me ama
[...]
No hablo y no digo nada, siéntelo
Con mis manos toco yo tu cuerpo
Con las tuyas tú el mio
Con mis manos toco yo tu cuerpo
Con las tuyas tú el mio
Siente el orgasmo que ya yo he prometido
A tu lado mi luz como la primera vez
Ya ves como es
Aquí me encuentro otra vez
Y no quiero que me mires
Mucho menos respires
Solo yo te pido, siéntelo
Mi cuerpo junto al tuyo, eso siéntelo
No me hables, no me digas nada, y siéntelo
[...]
A tu lado mi luz como la primera vez
Ya ves como es
Aquí me encuentro otra vez
Y no quiero que me mires
Mucho menos respires
Solo yo te pido, siéntelo
Mi cuerpo junto al tuyo, eso siéntelo
No me hables, no me digas nada, y siéntelo
[...]
Speedy feat Lumidee - Sientelo
Momentos perfectos (III)
Un cigarro se consume en la mesilla de noche junto al reloj que marca casi las 4 de la madrugada. Ella, inmóvil, semidesnuda en la cama tras el asalto, deja escapar el humo de su boca mientras él salta por la ventana, escapando por el jardín con el arma del delito escondida entre las piernas.
Hacer el amor a la amante.
viernes, 3 de enero de 2014
jueves, 2 de enero de 2014
miércoles, 1 de enero de 2014
Placeres de la vida (II)
- Velas en el baño
- Dormir
- Descubrir que desde la terraza del hotel se ve el mar
- Meterte mano sin que nadie se dé cuenta
- Ponerse el pijama
Suscribirse a:
Entradas (Atom)